Una actitud es una disposición interna a valorar favorablemente o desfavorablemente un hecho, una situación o creencia... que facilita tener determinados comportamientos persistentes ante aquellos hechos, situaciones, creencias...

Las actitudes se sustentan en valores y estos son creencias individuales sobre lo que cada uno considera deseable (socialmente, institucionalmente, etc.); son principios normativos de conducta que provocan determinadas actitudes.

En la práctica profesional las actitudes son un elemento clave.

Durante la acción formativa debe ponerse atención a las actitudes que se transmiten, tanto de forma consciente como inconsciente.

El aprendizaje de actitudes requiere un proceso en que:

• Se fomente el análisis y la reflexión sobre la propia actitud o manera de actuar.
• Haya actividades que lleven a los participantes a encontrarse con conflictos y/o situaciones-problemas ante los cuales haya de concretar situaciones.
• Se planifiquen actividades para fomentar el análisis y la reflexión sobre posibles actitudes diferentes.
• Se proporcionen modelos coherentes con las actitudes que se quieren enseñar, tanto en el comportamiento del formador o formadora como en los ejemplos que proporciona.
• Se proporcionen elementos para incorporar las actitudes positivas al lugar de trabajo.

Para evaluar el aprendizaje de actitudes se necesita:

• Observar cuando estas se manifiesten en las actividades que realiza el participante.
• Dialogar y reflexionar sobre las actitudes.
• También se pueden prever actividades de evaluación entre compañeros/as.