Los conocimientos se pueden diferenciar en:

• Hechos. Son sucesos, situaciones... concretos y singulares. Por ejemplo, la fecha de un evento, el nombre de una ley, etc.
• Conceptos. Se trata de un conjunto de objetos, hechos o símbolos que tienen ciertas características comunes. Por ejemplo, la ley de la gravedad, la justícia, etc.

Mientras que los hechos requieren repetición y memorización, y las actividades de aprendizaje deben ir orientadas en ese sentido, los conceptos y los sistemas conceptuales son un tipo de aprendizaje que requiere que los participantes en la acción formativa:

• Comprendan en un grado determinado. Un concepto se puede comprender superficialmente, medianamente o profundamente.
• Hagan un proceso de elaboración y construcción personal hasta llegar a comprender el concepto en cuestión. Este proceso se puede hacer a través de un proceso de inducción o deducción.
• Apliquen el concepto en distintos contextos.

La aplicación de los conceptos es importante porque establece una relación entre teoría y práctica.

Para evaluar el aprendizaje de los hechos se pueden realizar:

• Pruebas o preguntas orales.
• Pruebas objetivas: preguntas cerradas, de opción múltiple, de verificación, de completar, de ordenar, de relacionar, de tipo test...

Para evaluar el aprendizaje de conceptos se pueden hacer:

• Observación de cómo se aplican en un contexto determinado.
• Pruebas específicas.
• Situaciones de resolución de un problema que permitan ver cómo se aplica un concepto.